Octavo día del TMB: ¡Y volvemos a ver el Mont Blanc!

6 de la mañana. Suena la alarma del despertador. Me despierto con fuerzas y ganas. Hoy el descanso ha sentado de película y los problemas estomacales parecen casi superados. Digo casi porque tengo que visitar el lavabo a primera hora. No duele el estómago pero habrá que saltarse el desayuno y seguir con agua y lo que queda del suero. Así, con el ánimo bien alto salgo del refugio tras despedirme de mi compañero de cena y habitación. La primera sorpresa me está aguardando: estupendo amanecer con apenas niebla.

Amanecer en Col de Balme

Y ahora podemos ver hasta el refugio estando a más de 3 metros de él.

Refugio de Col de Balme

No acaban aquí las sorpresas, pues vemos montañas lejanas, como l'Aiguille du Tour o l'Aiguille de Chardonnet.

Aiguille du Tour y Aiguille du Chardonnet desde Col de Balme

Empezamos a caminar, con el ánimo por la nubes gracias a las hermosas vistas. Hoy encontramos bien el camino, cómodo y marcado, hacia los Chalets de Balme y el Col des Posettes.

Chalets de Balme llegando a Col des Posettes

Junto al citado collado, comenzamos a ganar altura hacia la Aiguillette des Posettes. Subida fácil, con extraordinarias recompensas. Las nubes que hay en nuestro horizonte empiezan a disiparse y dejan al descubierto un nuevo invitado: ¡el Mont Blanc!

El Mont Blanc asoma entre las nubes

Me acuerdo de alguien que escribió en Internet sobre el Tour, tras unos días de nubes: "empezaba a sospechar que esto del Mont Blanc era un montaje ítalo francés". No puedo evitar reirme al recordar esas palabras. 

Y aunque parezca mentira, no han terminado los prodigios del día. Tenemos buenas vistas, pero hay una ligera niebla y el sol empieza a irradiar sobre nosotros, produciendo un maravilloso efecto óptico que aún no había experimentado en montaña: el espectro de Brocken. En la foto no se acaba de apreciar del todo, pero consiste en que se proyecta un halo con los colores del arco iris alrederor de tu propia sombra. Sorprendente.

Tímido espectro de Brocken 

Llegando junto a unos remontes, además, se acaba de despejar y podemos ver el Mont Blanc en todo su esplendor.

Mont Blanc desde los remontes de Col de Balme

No tardaremos a llegar a la Aiguillette des Posettes, donde colocamos la Xiruca para que quede constancia que también ha viajado a los Alpes.

Xiruca en la Aiguillette des Posettes

Parada técnica en esta modesta cima. El estómago vuelve a estar removido y hay que aliviarlo. No todo iba a ser bueno, jeje. Empezamos a descender hacia Tré-le Champ.

Descenso de la Aiguilette des Posettes

El descenso se hace bastante bien, aunque hay tramos de incómodas e inclinadas escaleras. Para animar un poco salen unos rebecos, uno adulto y otro más jovencito a saludarnos.

Corzos

En un ratito llegamos a la carretera Chamonix-Martigny, donde se acaba el descenso y ya vemos indicaciones al Lac Blanc, el punto más alto del recorrido de hoy. Según los carteles quedan casi 3 horas. Es bastante pronto y las fuerzas me acompañan, aunque tengo que hacer uso de un lavabo que hay junto a la carretera. Otra vez.

Aiguille Verte y parquing junto a Tré-le-Champ

Aliviado ya comienzo el nuevo ascenso. Podríamos acabar el Tour siguiendo por caminos junto a la carretera, pero nos perderíamos los hermosos miradores del Lac Blanc y de La Brevent, así que seguimos con el Tour y sus variantes. No paro de visualizar las fotos de la panorámica desde el Lac Blanc y no veo la hora de disfrutarla. En breve tendremos vistas sobre pueblos cercanos, como Le Tour y Montroc.

Le Tour y Montroc desde camino a Aiguillette d'Argentiere

Y un ratito después, tras las rampas más fuertes del día, alcanzamos la estilizada Aiguillette d'Argentière.

Aiguillette d'Argentière

Habíamos leído en guías que a partir de aquí había algún tramo equipado y teníamos ganas ya de llegar a las escaleras prometidas. Guardamos los bastones para tener las manos libres y atacamos estos entretenidos pasos.

Tramo equipado en Aiguillette d'Argentière

Se agradecen las diversas escaleras y pasamanos que facilitan el avance, a la par que lo hacen divertido. Al final del tramo tenemos una impresionante visión sobre l'Aiguillette d'Argentière.

Mirada atrás a la Aiguillette d'Argentière

Pasado este tramo viene otro que sube fuerte, ahora con escalones de madera, y que nos lleva hasta otras escaleras.

Escaleras en el camino al Tête aux Vent

Empiezan a llegar nubes y el Mont Blanc se va tapando cuando estamos llegando a la Tête Aux Vents.

Mont Blanc llegando a Tête aux Vents

Y por fin alcanzamos una cima intermedia, la Tête aux Vents, donde tenemos indicaciones del camino directo a La Flégère y del camino a los lagos de Chéserys y al Lac Blanc, hacia donde nos dirigimos.

 Tête aux Vents

En 20 minutos más llegamos a los lagos de Chéresys, ya sepultados de nuevo bajo la niebla.

Lagos de Chéresys

Empezamos a encontrar bastante más gente por aquí, ya que el Lac Blanc y sus cercanías son centro neurálgico de actividades desde Chamonix. En cuestión de unos minutos más alcanzamos el más grande de los Lacs de Chéserys.

Calmadas aguas en los Lacs de Chéserys

De aquí al Lac Blanc y al refugio queda muy poco ya. Unos 20 minutos según los carteles. La impaciencia y el tráfico que encontramos por el camino hacen que el tiempo parezca detenerse y que no lleguemos nunca. Al final conseguimos nuestro objetivo. Creo que tengo el lago delante, pero la niebla no me deja verlo demasiado bien. Paro un rato en el refugio a ver si tienen Aquarius o bebidas isotónicas. Para variar no tienen, así que me conformo con un té y compro una botella de agua. De vez en cuando sopla un poco de viento y se puede ver a algo a más de 5 metros de distancia.

Refugio y Lac Blanc

Nos acercamos a orillas del lago, que es bonito de ver, aunque hoy no parece posible obtener la soñada panorámica desde él.

 Lac Blanc

Cerca de una hora nos separa de La Flégère, punto final de la jornada de hoy. En el camino parece que se multiplican las personas, aparece gente por todas partes. Cuando hemos bajado bastante pasamos frente a una llamativa cabaña (llamada La Chavanne) en las inmediaciones de un telesilla.

La Chavanne

Y poco después, tras una fuerte bajada por pistas de esquí, alcanzamos La Flégère, donde volvemos a coincidir con la pareja de catalanes con los que hablamos en los pueblo suizos de Ferret.

La Flégère

Ellos parece que ya habían oído hablar del Refugio de Col de Balme y han dormido en otro lugar, bien atendidos y por 10 € menos. Tampoco han visto mucho en el Lac Blanc. Nos acercamos al refugio, donde pregunto por la zona de vivac. Me dicen que puedo hacer vivac junto al lago que hay bajo el refugio. Como son las 2 del mediodía me dirijo a un comedor de pic-nic que hay en las instalaciones del teleférico. Allí me quedo tranquilamente leyendo y bebiendo bebida isotónica que, casi lloro al recordarlo, SÍ vendían en las instalaciones del teleférico. Me compro dos botellas, una para hoy y otra para mañana. Mientras estoy allí descansando y leyendo aparece una pareja, que además me suenan del descenso del Lac Blanc. Son españoles también y compartimos impresiones un rato. Las vistas desde este comedor son sencillamente espléndidas y se está calentito. Se ve Chamonix, que tan sólo está a 2 horas de descenso. Otra tentación, bajarse a Chamonix... Pero la jornada de mañana merecerá mucho la pena, así que tengo claro que no me la voy a saltar. 

Chamonix desde La Flégère

Estoy bien de fuerzas y me empiezo a plantear doblar la jornada de hoy y acabar el Tour. Luego pienso en la hermosa vista que debe haber en Le Brévent (mirador de la próxima jornada) y decido esperar a ver si despeja la niebla cuando comience el nuevo día. Por la tarde llueve con ganas. Parece que quedarse ha sido una buena decisión.

Llamo a mis compañeros a ver cómo les va y para quedar con ellos para mañana. Han estado tres días en el refugio Quintino Sella, a los pies del Castor y no han podido subir por mal tiempo. Se les nota con ganas de irse ya de los Alpes. Realmente ha tenido que ser duro estar tres días esperando que mejorara y que no parase de nevarles. Quedamos para el día siguiente entre las 13 y las 14, que creo que será mi hora de llegada, en el teleférico de Les Houches, dondo comenzó toda esta aventura.

Sigo leyendo. A las 6 de la tarde me echan del comedor. Van a cerrar. Es hora de ir a plantar la tienda. Bajo al refugio a ver la previsión meteorológica para mañana y me encuentro con los dos vascos y los amigos catalanes sentados juntos en una mesa y charlando. Hablamos un poco y le agradezco a los vascos haberme salvado la travesía con su suero y el Fortasec. Les pregunto por la previsión meteorológica a lo que me contestan: "Mira esa pizarra". Giro la cabeza y... se me escapa una lagrimita al recordarlo. Veo un sol con dos discretas nubes junto a él para mañana a primera hora. ¡Qué ganas de subir a Le Brévent! Me despido, alegre, y me voy a buscar mi campamento de esta noche.

El lago no me convence. Está en una zona poco discreta y el suelo parece no filtrar demasiado bien el agua. Tras pensármelo un rato decido empezar a caminar parte de la jornada de mañana y plantar la tienda en cuanto encuentre un sitio propicio. Empieza a llover. Me espero un rato bajo un árbol a ver si para, pero no hay suerte. Me pongo el chubasquero y tapo la mochila y comienzo a caminar. El camino empieza escarpado, con algunas escaleras. 

 Camino a Charlanon

El lago que he dejado atrás me parece mejor opción que antes. Me cruzo con un excursionista, que me pregunta con una cierta ansiedad por La Flégère. Le digo que está muy cerca. Él a su vez me dice que a unos 15 minutos hay una buena explanada con una tienda montada. Buenas noticias. Ahora sólo falta que pare de llover. Llego a la explanada y veo la tienda que hay allí plantada. Hay una pareja dentro. Planto mi tienda frente a ellos, pero a una distancia prudencial.

Acampados en Charlanon

No para de llover pero ahora lo hace con suavidad. Es el momento de montar la tienda y hacerme la cena. Después de todo el día sólo a base de bebidas me atrevo con unos espirales a la boloñesa. Parece que sientan bien. Ahora sólo queda descansar y esperar a mañana. Será la última jornada.

Fotos de la octava jornada del TMB: Col de Balme - La Flégère

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